Resultados / Conclusión
La tasa de respuesta fue del 24.8%, la edad media de los profesionales que respondieron fue de 49.3 años (DE: 7); el 88% contaba con más de 10 años de experiencia y el 75% eran mujeres. El 38.6% de los encuestados valoró su formación en el manejo del dolor como muy buena o buena, pero de forma abierta expresaban su necesidad de profundizar en terapias emergentes y manejo de opiáceos. El 75% afirmaron que más de la mitad de sus pacientes demandan asistencia por dolor, sólo el 25 % de éstos son derivados a AE. El 30% de los profesionales nunca o casi nunca evalúa el dolor mediante escalas validadas. Para el 91% el MAP debe ser el principal referente en la atención del paciente con dolor. El 43.2% de los encuestados no siempre está de acuerdo con del tratamiento pautado por AE. El 38% opinan que los pacientes que vienen del hospital, casi nunca acuden bien informados sobre los tratamientos para el dolor. La comunicación entre niveles es mal valorada, excepto con el Equipo de Soporte de Atención Domiciliaria (8,3/10) y la Unidad de Cuidados Paliativos Hospitalaria (5/10). Los recursos considerados más útiles para garantizar el adecuado manejo del dolor fueron los protocolos y guías de práctica clínica, seguidos de la figura del consultor de AE.
A la luz de los resultados, resulta prioritario elaborar un plan de mejora para establecer vías de comunicación efectiva entre niveles. Asimismo la elaboración de protocolos y guías de práctica clínica para el manejo del dolor podrían contribuir a la mejora de la continuidad asistencial en el manejo de los pacientes con dolor.